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OTITIS DE VERANO


Ya estamos en verano y es momento de piscina, con ello aparecen las típicas infecciones

de oído, las “otitis”. Pero hay diferentes tipos de otitis, según la zona del oído afectada y la etiología u origen de la misma. La que comúnmente aparece en verano es la conocida como “otitis externa difusa benigna”, que está producida por el germen Pseudomonas aeruginosa. En principio estas otitis no son preocupantes, ya que los síntomas son llamativos y delatan la infección. Además su tratamiento es relativamente sencillo. Los síntomas más comunes son:

– Dolor, aunque el grado de dolor es variable, se suele dar en el 90% de los casos. En

los casos de dolor severo o moderado, a la persona afectada le resulta muy dolorosa cualquier manipulación de su pabellón auditivo (oreja), incluso la masticación y el bostezo.

– Segundo síntoma más frecuente es la otorrea o emisión de flujo purulento por el conducto auditivo.

– Otro síntoma frecuente es el prurito o picor, que a menudo adquiere gran intensidad.

– Por último, la hipoacusia de transmisión también es frecuente, pero muy leve. Más bien es una sensación de ensordecimiento por tener el conducto obstruido.

Sin embargo, si querría hablar de otro tipo de otitis más peligrosa, no por su gravedad, si no por pasar a menudo desapercibida entre la población más joven, provocando una pérdida auditiva leve, pero que puede llegar a afectar al desarrollo del lenguaje en los más pequeños. Es la “otitis media secretora” también conocida como “otitis silenciosa” ya que sus síntomas, como he dicho, a menudo pasan desapercibidos. No hay dolor, no hay infección, no hay perforación del tímpano y tampoco hay supuración (otorrea).

La causa de este tipo de otitis es por una insuficiencia tubárica “crónica” (obstrucción de la Trompa de Eustaquio) y esta insuficiencia tubárica puede deberse a:

– Hipertrofia adenoidea o vegetaciones, las cuales pueden bloquear el orificio tubárico que conecta la faringe con el oído medio.

– Por problemas directamente relacionados con la Trompa de Eustaquio (mal funcionamiento) que no permite ventilación en el oído medio. Esta falta de ventilación que necesita el oído medio, provoca que el tejido que lo recubre se transforme y empiece a generar un moco espeso.

Los únicos síntomas que suelen aparecer son: hipoacusias de transmisión, que suelen darse con frecuencia en ambos oídos, inicialmente es progresiva (va en aumento), pero tiende a estabilizarse. Y la otalgía o dolor de oído, que suele ser leve, esporádica y fugaz.

Ante estos síntomas es fácil que este tipo de otitis pase desapercibida, sobre todo en niños pequeños puesto que no hay signos aparentes que indiquen malestar ni síntomas que se pueda apreciar a simple vista. Por lo que es recomendable que se descarten en niños que presenten vegetaciones u otras inflamaciones de rinofaringe y orofaringe. Y en niños que presenten algún retraso o trastorno del habla y/o lenguaje.

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